Publicación de Antón Losada en eldiario.es
Tralaratralara, imos contar mentiras, tralaratralara
El mismo día que la Fiscalía denunciaba a dos altos
cargos de su administración por homicidio, como consecuencia de la
muerte de siete enfermos de hepatitis C a quienes se le retrasó el
tratamiento por motivos presupuestarios pese a los avisos de sus
médicos, el presidente de la Xunta, Núñez Feijóo, comparecía donde más
le gusta, en Madrid, para revelarnos que se quedaba en política para
luchar contra Podemos… Aleluya. Estamos salvados.
Puestos a sacrificarse y parar cosas bien, podía haberse empleado, antes
y con idéntico entusiasmo, en parar las terribles consecuencias de las
mentiras y engaños que los enfermos de hepatitis C han soportado, y
todavía soportan, para que mandatarios como él puedan presumir y
disputarse el título de grandes campeones en la lucha contra el déficit.
Las cuentas del Gran Núñez Feijóo parecen ser el secreto
de su éxito y de su buena imagen como gestor. El control del déficit se
ha convertido en un logro que le ha permitido impartir lecciones de
gestión a las restantes administraciones, figurar como aspirante a la
sucesión de Rajoy a pesar de sus vacaciones en la nieve y en la playa
con el narco Marcial Dorado, o tener al Partido Popular en vilo durante
semanas con el falso dilema de su candidatura. Veamos con algo más de
detalle como obra su magia.
Galicia ha perdido un 25%
de su capacidad de gasto -18.000 millones- y soporta hoy el triple de
deuda que cuando Feijóo gana las elecciones en 2009. Uno de los mayores
misterios de su gestión reside en averiguar en qué se gasta ese
incremento de deuda un presidente que presume precisamente de no gastar. Seguro que no la invierte en reactivar una economía donde el paro ha
crecido veinte puntos por encima de la media del estado español, o en
reflotar unas cajas gallegas que apadrinaba como gran grupo financiero
nacional y acabaron emigrando a Venezuela.
No parece que se gaste la deuda en atender a unos proveedores que financian a la fuerza las deudas de una Xunta que demora sus pagos por años
Tampoco parece que se gaste la deuda en atender a unos
proveedores que financian a la fuerza las deudas de una Xunta que demora
sus pagos por años, como le recordó por carta el ministro Montoro hace
unos días. Mucho menos la compromete en mejorar unos servicios públicos
sometidos a una dieta feroz de recortes masivos en presupuestos –un 18%
menos- y personal: la sanidad gallega ha perdido más de quinientos
médicos en cuatro años; otro tanto ha sucedido en el sistema educativo.
Son los propios comités y órganos asesores de la administración gallega
quienes alertan informe tras informe sobre el imparable crecimiento de
la desigualdad en Galicia a consecuencia de los recortes masivos
impulsados por nuestro mago del déficit.
Curiosamente
tanta austeridad no ha impedido que un grupo de empresas privadas se
haga de oro con el negocio de un hospital en Vigo que ha costado el
doble de cuanto habría costado si fuera únicamente público; todo para
que impute en las cuentas de la Xunta y no le estropee al Presidente su
imagen de campeador del déficit.
A esto se reduce la
supuesta gran capacidad de gestión de Núñez Feijóo que tanto asombra al
mundo: negar derechos y prestaciones, reducir servicios, bajar el sueldo
a los trabajadores públicos y echar gente a la calle. No hay magia ni
buena gestión que mejore los ingresos y los recursos. Sólo el viejo
truco de hacer pagar a los demás las amargas consecuencias de tus
grandes éxitos.
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