LINK ao artigo: ligazón ao artigo do xornal eldiario.es
Hace poco más de una década
se puso en marcha en Catalunya un programa muy valorado desde
diferentes sectores: el programa Salut als barris (salud en los
barrios). Por primera vez se impulsaba un programa con mirada de barrio
orientado a mejorar la salud de los habitantes en ciudades como
Barcelona, poniendo en marcha, por ejemplo, estrategias de acción
comunitaria orientadas en salud, es decir, con el objetivo de mejorar la
salud de la población. Ahora,
un proyecto de investigación liderado por el Instituto de Gobierno y
Políticas Públicas (IGOP) y la Agencia de Salud Pública de Barcelona
(ASPB) y financiado por RecerCaixa ha evaluado si la acción
comunitaria en salud se asocia realmente a una mejora de la salud de la
población de un barrio.
Ante el incremento
de las desigualdades en salud en Barcelona, el proyecto se fijaba como
objetivo evaluar si la acción comunitaria tiene un impacto real sobre la
salud y puede servir también como herramienta para reducir las
desigualdades en salud. El resultado es que en los barrios con fuerte
acción comunitaria en salud se detecta una mejora de la salud
autopercibida -un indicador que los expertos señalan como muy
representativo- mayor que en los barrios sin acción comunitaria.
"La acción comunitaria en salud implica una
manera diferente de entender la salud, parte de la idea de que la salud
está afectada en gran medida por factores sociales y de entorno
(laborales, culturales, familiares, sociales, medioambientales, etc.) y
de eso hay mucha evidencia científica", explica Raquel Gallego,
investigadora principal del proyecto. La idea, dice, en la acción
comunitaria orientada a la salud es que diferentes agentes -vecinos,
maestros, monitores de tiempo libre, servicios sociales, profesionales
sanitarios del barrio, etc.- se impliquen en el diagnóstico de las
principales problemáticas de salud de una comunidad pero también en cómo
se pueden abordar.
El estudio se ha
realizado centrándose en 49 de los 73 barrios de Barcelona: aquellos con
un nivel socioeconómico más bajo, con una renta inferior a la media de
la ciudad. "La salud tiene mucho que ver con las condiciones
socioeconómicas de la población por eso nos hemos querido centrar en
estos barrios", explica a este medio Maribel Pasarin, médica y directora
del Observatorio de la ASPB. En la misma línea Gallego recuerda que
existe una relación clara entre renta y desigualdades en salud: "a
medida que aumenta la renta mejoran los indicadores de salud". "Además
es precisamente en los barrios donde se han desplegado las acciones
comunitarias orientadas en salud más intensas", añade Gallego. Así, se
han comparado de esta muestra de barrios indicadores en salud en dos
años concretos (2001-2011) dentro de una década según su nivel de acción
comunitaria en salud.
En los resultados se observan mejoras sobre
todo en la salud autopercibida de las mujeres de edad avanzada. "La
hipótesis es que las mujeres mayores son uno de los colectivos más
beneficiados por la acción comunitaria porque hay muchas acciones
orientadas a las personas mayores y las mujeres son las que más
participan", explica Pasarin.
Asimismo los
resultados también indican que disminuye el consumo de drogas si hay más
acciones de tipo comunitario y que es un elemento favorecedor de la
reducción de las desigualdades sociales en salud, es decir las
diferencias debidas a factores sociales. En este indicador la diferencia
entre hombres y mujeres es a la inversa que en la salud autopercibida.
"Hay una bajada muy espectacular en consumo de drogas entre los hombres
incluso partiendo de un consumo más elevado que las mujeres", matiza
Gallego.
El proyecto también concluye que no
hay una fórmula única ni mejor que hacer acción comunitaria. De hecho,
los investigadores aseguran que es el tipo de comunidad que hay en cada
barrio (por ejemplo si es activa y cohesionada o no lo es) lo que
determinará la manera en que se hace la acción comunitaria. "Puede que
en un barrio haya una falta de hábitos saludables en la alimentación
mientras que en otro el principal problema de salud sea el aislamiento
de las personas de tercera edad", dice Gallego. Los resultados del
proyecto se presentarán este martes en la Escuela del IGOP seguido de un
debate sobre la acción comunitaria en el ámbito de la salud con
diversas experiencias.
El caso del barrio de Roquetes
De todos los barrios de Barcelona el de Roquetes es precisamente
el que, de acuerdo con una serie de indicadores, tiene una acción
comunitaria más intensa. Roquetes, en el distrito de Nou Barris, tiene
una renta familiar disponible en la franja baja de la ciudad de
Barcelona y el paro supera ampliamente la media. Además, se trata de un
barrio que ha tenido un déficit histórico de servicios. Sin embargo, ha
sido esta carencia la que también ha hecho de Roquetes un barrio con
capacidad de acción colectiva que se ha movilizado en múltiples
ocasiones, como hicieron por ejemplo durante la década de los ochenta,
para reivindicar un Centro de Atención Primaria.
Sin embargo, la mejora de la salud de una población, en este caso de un
barrio, no depende únicamente de los servicios sanitarios de los que
dispone. "Tenemos el chip que los que nos tenemos que implicar en
mejorar la salud son los profesionales sanitarios y aunque es cierto que
la atención primaria tiene una mirada comunitaria también hay otros
agentes y profesionales que pueden implicarse", explica Pasarin. Un
ejemplo, cita, es el aislamiento no querido en personas mayores. "En un
caso así puede hacer mucho más la red social, generar vínculos, que un
médico", dice. Una idea que comparte Felipe Herrera, técnico del Plan
Comunitario de Roquetes que se encarga de los temas de salud. Según él,
muchos de los elementos que generan salud no están en el centro de salud
sino a su alrededor y cita como ejemplo hacer actividad física o tener
trabajo.
En los últimos veinte años este
barrio, como otros de la ciudad, ha ido incorporando acciones
comunitarias orientadas a incidir en aquellos aspectos que condicionan
la salud. Fue en Roquetes sin embargo, explica Raquel Gallego, donde la
acción comunitaria en salud fue pionera. Así, en 2003 -antes incluso de
que se pusiera en marcha el programa Salut als barris- Roquetes inició
un Plan de desarrollo comunitario y un diagnóstico participativo de la
salud en el barrio. Más adelante este plan pasaría a ser 'A Roquetes fem
salut (En Roquetes hacemos salud) - salut als barris'.
"La gente en Roquetes tiene la sensación de que si hay alguna
dificultad en el barrio se puede solucionar", dice Herrera. Algunos
ejemplos de acciones comunitarias en el barrio de Roquetes son talleres o
acciones de grupo orientadas a fomentar el autocuidado, mejorar los
hábitos de alimentación, prevenir el consumo de drogas o promover la
salud mental de los vecinos y las vecinas del barrio. Este último,
intervenciones destinadas a mejorar el bienestar mental, surgió de
hecho, explica Herrera, porque con la crisis cada vez llegaba más gente
en la red con malestar emocional por una situación de desempleo. "Si te
sientes mejor, si encuentras una red en tu barrio puede que no te
sientas deprimido y no hace falta que te acaben recetando ansiolíticos",
dice la investigadora principal del proyecto. "Lo importante es el
concepto de barrio saludable y de red cuidadora, hacer de la necesidad
una capacidad", concluye el técnico.